De la compensación a la acción colectiva: involucrando a proveedores en la gestión de la huella de carbono
A la actualidad, hablar de huella de carbono dejó de ser un tema exclusivo de grandes empresas y se convirtió en una responsabilidad compartida para todas las organizaciones que buscan ser competitivas y sostenibles. Es primordial hoy en día asumir compromisos frente al cambio climático, y no solo declaraciones, sino acciones como es medir, reducir y compensar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de manera rigurosa.
Muchas empresas ya han dado un paso importante: compensar sus emisiones de categoría 1 y 2. Esto significa responsabilizarse por las emisiones directas a las cuales tienen control operacional y financiero (como es el consumo de combustibles por transporte propio, procesos productivos, etc.) y por las indirectas derivadas de la energía adquirida (electricidad). Estas acciones son esenciales porque generan confianza, demuestran coherencia y sientan las bases para una verdadera estrategia de descarbonización.
Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿qué pasa con las emisiones de categoría 3, 4, 5 y 6?
Imagen esquemática que muestra las emisiones según la ISO 14064-1:2018
El reto de la categoría 3 en adelante: más allá de los límites operacionales
La categoría 3,4,5 y 6 incluye todas aquellas emisiones indirectas que no controla directamente la organización, siendo un control más financiero, pero que están ligadas a su cadena de valor:
Transporte aguas arriba y abajo de bienes y servicios por terceros.
Transporte organizacional.
Viajes de negocios y hospedaje de empleados.
Uso y disposición de productos vendidos.
Residuos generados.
Producción de bienes adquiridos a proveedores.
En la mayoría de los casos, la categoría 3 en adelante representa más del 70% de la huella total de una empresa. Es decir, aunque una organización compense y gestione adecuadamente su categoría 1 y 2, todavía queda un universo mucho más amplio de emisiones que requieren atención.
El desafío está en que estas emisiones dependen de terceros, lo que implica falta de control directo, dificultad en la medición y necesidad de colaboración activa.
Estrategias para involucrar a proveedores y aliados:
El camino hacia una gestión integral de la huella de carbono pasa por involucrar a la cadena de valor. Algunas estrategias efectivas son:
Medición colaborativa
Establecer mecanismos para recopilar datos exactos de los proveedores, utilizando cuestionarios estandarizados, formatos de reporte o plataformas digitales. Cuanto más transparente sea la información, más confiable será el inventario de emisiones.Capacitación y sensibilización
Muchos proveedores, especialmente pymes, no tienen conocimientos técnicos en cambio climático. Ofrecer capacitaciones prácticas sobre cómo calcular su propia huella de carbono no solo fortalece la relación comercial, sino que también amplía el impacto positivo.Criterios de compras sostenibles
Incorporar criterios ambientales en los procesos de selección y evaluación de proveedores, premiando a aquellos que ya tengan planes de reducción o compensación de emisiones. De esta forma, se generan incentivos reales para que la cadena de suministro se comprometa.Innovación compartida
Colaborar en proyectos de reducción, como la optimización logística, el uso de energías renovables, empaques reciclados o soluciones circulares. Estas acciones, cuando se diseñan en conjunto, reducen costos y generan beneficios para ambas partes.Plataformas de trazabilidad y digitalización
La tecnología es una aliada para recopilar, centralizar y analizar los datos de la huella en toda la cadena. Herramientas en la nube permiten automatizar procesos, reducir errores y generar reportes confiables.
Beneficios de integrar la cadena de valor
Aunque el trabajo con la categoría 3 en adelante requiere más esfuerzo, los beneficios son evidentes:
Mayor precisión en los inventarios de GEI, lo que fortalece la credibilidad de la organización.
Mejor reputación corporativa, mostrando coherencia entre discurso y acción.
Preparación frente a regulaciones futuras, ya que muchos gobiernos avanzan en exigir reportes integrales de huella.
Atracción de inversionistas y clientes conscientes, que cada vez exigen mayor transparencia.
Generación de innovación compartida, que abre oportunidades en logística verde, productos ecoeficientes y nuevos modelos de negocio.
De la compensación a la acción colectiva
La gestión de la huella de carbono no es un esfuerzo individual, es un proceso de acción colectiva. Compensar la categoría 1 y 2 es un paso inicial valioso, pero la verdadera transformación se logra cuando proveedores, clientes y aliados se suman a este compromiso.
En TEVACORP creemos que cada organización tiene la capacidad de ser líder de cambio en su cadena de valor. Nuestro rol es acompañar este proceso, facilitar las herramientas necesarias y articular a los diferentes actores para lograr reducciones reales y sostenibles.
El futuro de la descarbonización depende de que entendamos que ninguna empresa está sola en este camino: cada dato compartido, cada acción conjunta y cada innovación multiplican el impacto positivo para el planeta.

